Posibles averías por circular a sólo 20 o 30 km/h en ciudad

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La forma de conducir en las ciudades va a dar un nuevo giro con la aprobación de la nueva Ley de Tráfico. Los límites de velocidad se reducen en entornos urbanos ya que la normativa fija en 20 km/h el máximo para circular en calles donde la acera y la calzada están al mismo nivel, y en 30 km/h en las vías que tengan solo un carril por sentido.  

Otro de los cambios es el uso del móvil al volante que se castigará con la pérdida de 6 puntos y no de 3 como hasta ahora y no ponerse el cinturón de seguridad implicará perder un punto más, 4 en total. Si un vehículo ya sufre más en ciudad que en carretera por el continuo uso de las marchas cortas y del embrague, muchos se preguntan si este cambio normativo producirá más desgaste.   

Además de las posibles averías que se pueden producir a la hora de circular a velocidades más lentas, también hay que tener en cuenta que el consumo de combustible es mayor debido a que el rendimiento del motor es más bajo. 

¿Se avería el coche por circular continuamente a velocidades reducidas?  

Es la pregunta del millón que muchos conductores se hacen. En primer lugar, hay que apuntar que la clave del mayor desgaste del vehículo está en llevar o no el motor demasiado revolucionado. Esas revoluciones pueden ser más elevadas circulando a 30 km/h en segunda que a 50 km/h, en cuarta. La contaminación es por lo tanto más elevada, desmintiendo la creencia de que una velocidad muy baja propicia una conducción más eficiente. 

Respecto al capítulo de las posibles averías, que incluso nos pueden obligar a solicitar la asistencia de nuestro segurohay que hablar en primer lugar del embrague. No cabe duda de que este mecanismo tendrá que realizar un mayor trabajo a velocidades de 20 o 30 km/h. Los cambios de marchas serán más constantes y, por ende, el desgaste será mayor. 

Otra pieza que puede verse afectada es el filtro de partículas. Este mecanismo encargado de reducir las emisiones contaminantes de un vehículo solo hace su labor si alcanza una determinada temperatura. Para ello es fundamental circular durante algún tiempo a una velocidad más elevada. Esto quiere decir que resulta imprescindible alternar kilómetros en carretera y en ciudad. Si el entorno urbano es el único escenario del vehículo, el filtro puede colapsar e impedir que haga su trabajo de atrapar las sustancias sólidas y expulsar otras menos nocivas.